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Más dificultades enfrentarán aún los defensores de un proyecto de ley que legalizaría las uniones civiles entre homosexuales.

La presidenta electa, Laura Chinchilla, reafirmó ayer su posición en contra de esa iniciativa de ley, como parte de los puntos comunes con los diputados electos Carlos Avendaño y Justo Orozco, representantes de la comunidad evangélica del país.

Chinchilla reafirmó su oposición a ese proyecto de ley, que incluso tiene el apoyo de la actual ministra de Salud, María Luisa Ávila. También rechaza otras iniciativas que comprometen principios cristianos, como legalizar el aborto.



Avendaño, del Partido Restauración Nacional, y Orozco, del Partido Renovación Costarricense, se reunieron en turnos separados con Chinchilla, con quien coincidieron en la necesidad de políticas públicas que respeten los valores de la familia tradicional.

Ellos abogan también por prohibir el uso de la “píldora del día después” (contra embarazos no deseados), pero Chinchilla contestó que ella se basará en estudios científicos que aún están en desarrollo. Si se determina que la pastilla interrumpe el embarazo, la rechazará, pero si se concluye que lo evita, la apoyará.

Chinchilla también dio por sentado ante Avendaño y Orozco que no se cambiará la Constitución Política, por lo cual el Estado seguirá teniendo la región oficial católica y los juramentos de cargos públicos se seguirán haciendo en el nombre de Dios.

“Tenemos cosas mucho más importantes y prioritarias como para dedicar esfuerzos a una discusión como la del Estado laico”, afirmó Chinchilla, católica practicante.

Los temas que contradigan principios de la moral cristiana también encontrarán enemigos en otras bancadas, como la del Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE), con cuatro diputados, y, por supuesto, la mayoría del oficialismo.

Aunque Orozco y Avendaño hicieron las paces de manera pública esta semana tras seis años enojados por razones políticas, ayer Chinchilla conversó con ellos por separado.

Ambos, sin embargo, aprovecharon la ocasión para pedir a Chinchilla flexibilizar el reglamento que rige para las condiciones de establecimientos que albergan pequeñas iglesias.

Orozco pidió , incluso, una amnistía de cinco años para adecuar las iglesias a los “lujos” que pide el reglamento, en relación con condiciones de seguridad, de sanidad e igualdad para discapacitados.

Chinchilla le mencionó su disposición a revisar las reglas, pero no prometió nada.

El cierre de iglesias pequeñas por incumplir el reglamento fue el que llevó a Avendaño a idear en el 2006 una peculiar forma de protestar: se subió al Monumento Nacional y estuvo ahí atado para llamar la atención sobre el tema.

Los diputados abogaron también por ayuda estatal para organizaciones religiosas que realizan obras sociales con grupos como indigentes y drogadictos.

La Presidenta electa reconoció que esas organizaciones desempeñan sus tareas mejor que el propio Estado, por lo que reconoció l a necesidad de facilitarles el trabajo.

Fuente: La Nacion